Lección de empatía
Patricia y Ramiro son dos hermanos de ocho años. Viven con su abuelo, José. Patricia es tierna y amable. Por el contrario, Ramiro es abusivo y cruel. Él la molesta mucho a su hermana. Ella tiene tres muñecas. Son muy hermosas, son grandes, y Patricia las quiere demasiado. Ramiro tiene cachorros snauzer, tres también, y hermosísimos. No obstante, él la molesta demasiado, y un día se sobrepasó.
Entró a la habitación de Patricia, con cuidado para no ser visto. Busco las muñecas, las encontró rápido, puesto que eran grandes. El muy malvado les cortó la cabeza. “¡Paty, ven! -le gritó, desde la habitación. Paty estaba abajo en la sala conversando muy cortésmente con su abuelo, y al escuchar el llamado de su hermano, ambos decidieron subir a ver qué quería. Entraron en la habitación, y se llevaron un gran susto, al ver en el suelo tiradas las muñecas. Ella se derrumbó y comenzó a sollozar mientras que su hermano se reía, y el abuelo al ver esto se horrorizó. Se le ocurrió al abuelo darle una lección de empatía al muchacho. En verdad el muchacho era muy cruel, y las carcajadas estertóreas eran una muestra clara de su maldad. Ya habían pasado varios días desde aquella maldad, y el niño se había olvidado de que él la cometió, e incluso de que sucedió.
Otro día, desde su habitación escuchó el llamado de su abuelo, que
estaba en el patio. Bajó deprisa, salió al patio en busca de su abuelo. Este le
señalaba el suelo. El niño le apartó mirada y puso atención a lo que señalaba. Vio
en el suelo a sus cachorros sin cabeza, y debajo de ellos una laguna de sangre
que desemboca por el hueco del patio.
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